Con la vuelta de las lluvias otoñales, lamentablemente en estos días volvemos hablar mucho de las inundaciones en Andújar. Hace unos días se constituía la Mesa Técnica por las Inundaciones, centrada principalmente en los casos de las viviendas, cultivos, etc. que se ven afectadas en la zona de la Isla o aguas abajo del puente Romano. Tras un análisis de las medidas tratadas cabe preguntarse muchas cosas, como los criterios a seguir para la constitución de la misma, o los estándares que se siguen para la toma de decisiones en relación a las actuaciones a tomar. Nosotros nos queremos centrar en un interrogante: se toma como prioritario el caso de los habitantes de La Isla pero, ¿y del resto de áreas susceptibles de inundaciones?
En los informes emitidos y las medidas tomadas no se mencionan otras zonas
habitadas también en riesgo por la subida de las aguas, como San José Escobar,
Los Barrios, presa de Valtodano, Las Vegas de Triana, El Sotillo, La Ropera,
etc., nos preguntamos ¿es que esas zonas no son inundables, o que no hay
intereses en las mismas?.
Desde luego la situación lejos de mejorarse, con toda certeza va ir a peor. Los
informes técnicos emitidos por las Administraciones involucradas señalan el
mismo problema, la colmatación por sedimentos, como causante principal de las
subidas extraordinarias que se llevan sufriendo desde hace décadas. Sin
embargo, las acciones acometidas para atajar la problemática se quedan en la
epidermis del problema: en definitiva, no se está llevando a cabo un análisis real
de los diversos factores que originan las inundaciones.
Por ello que queremos manifestar públicamente nuestra indignación ante la
gestión actual de este problema. Nuestros motivos son, en primer lugar, la
marginalización de sectores igualmente afectados por el problema, dando
prioridad a otros. No se está contando con todos los sectores de la población,
colectivos, vecinos, barrios, etc., estando ellos también preocupados y con
aportaciones para la causa. Por otro lado, consideramos, no ya de manera particular,
sino en base a los diferentes informes que han venido desarrollándose a lo
largo de décadas, que no se está acometiendo una solución global y se intenta
parchear la situación con pequeñas intervenciones, menos costosas a corto
plazo, pero también menos eficaces, más peligrosas, y con menos efecto, que una
inversión mayor en un dragado del cauce del río y un acondicionamiento vegetal
del mismo. Necesitamos respuestas eficaces a amenazas reales y con
consecuencias catastróficas, a problemas que ya conocemos y que nos está siendo
advertido por muchas vías, por parte de las Administraciones correspondientes.
Desde nuestro colectivo se planteó además la posibilidad de prevenir los
problemas desde un
ámbito más local, para evitar las inundaciones en puntos definidos. Propusimos
el acondicionamiento vegetal y la rehabilitación de arroyos, canales, albercas,
riegos, etc., para evitar el arrastre al río de más sedimentos, al mismo tiempo
que conservamos mejor los suelos de nuestra región, declarada como en riesgo de
desertificación a causa de la gestión ambiental y agrícola devastadora para los
mismos. Los paisajes lunares, sin un rastro de cobertura vegetal en el olivar,
propician que los arroyos y las aguas de escorrentía "laven" los
nutrientes del suelo, al mismo tiempo que se llevan los fangos y tierras a
desembocar al Guadalquivir. Este problema se origina entre la presa de
Marmolejo y los procesos de erosión y pérdidas de suelo que se generan en la
cuenca, sobre todo río arriba, y lo más llamativo, ni se menciona ni se intenta
evitar.
Realizar diques forestales para la contención de dichos suelos en esos puntos
de acumulación de agua o desagüe, mediante acciones de reforestación y
restauración hidrológica, es la clave para evitar en gran medida (no todo) el
colmatamiento del cauce, es una medida complementaria y que sirve para
preservar la eficacia de intervenciones mucho más drásticas y costosas como su
previo dragage. Si simplemente quitamos fangos, en un par de años nos encontraremos
con el mismo problema de colmatación. Por ello hay que hacer una
inversión con un proyecto de utilidad más largo que simplemente arrancar
los tarajes de la orilla.
Por lo tanto ¿las actuaciones actuales sirven para algo?, es evidente que talar
unos cuantos tarajes, chopos y olmos y desplazar unos pocos metros cúbicos de
tierra de un sitio a otro no solucionada absolutamente nada porque en primer
lugar en poco tiempo volverá a sedimentar una gran cantidad de tierra en la
zona que han “limpiado”. Además, hay que recordar la necesidad de cumplir las
políticas de seguridad y ordenación del territorio para evitar las
construcciones en zonas inundables por motivos de seguridad y sentido
común. Si seguimos invadiendo el cauce del río, tarde o temprano, éste
reclamará el espacio que es suyo.
En definitiva, es necesario que se constituyan mesas técnicas por las
inundaciones, pero no sirven de nada si se tiene en cuenta las mismas opiniones
desde hace 20 años, sin aportar las nuevas perspectivas ambientales, las
necesidades de otras zonas también afectadas, y sin haber querido cambiar
su postura desde la primera inundación, más que nada, porque volvemos a la
casilla de salida, sin mejorar la situación de nadie.